He tenido a la muerte entre mis dedos y la he acariado, con sumo cuidado, como si de una taza de porcelana se tratase. He visto como peleaba contra la vida, como las dos caras de una misma moneda enfrentándose por salir airosas en una batalla que puede durar años. He sentido el último aliento de la vida en mi cuello, como brisa marina que deja sal en tu cuerpo escociendo tus heridas. Escuchado el último latido agotado de un cuerpo vacío aún caliente. La muerte me ha sorprendido con una pistola en el costado y una bala entre los dientes. Se ha jactado ante mi cuerpo inmóvil, petrificada de miedo. Asustada. Cohibida. Observando como pasaba entre mis manos impotentes incapaces de soportar mi propia alma. Ha navegado entre los océanos de mis ojos perdidos en un ovillo de incertidumbres. Ha gozado entre mis quejidos de dolor penetrante. Se ha divertido apareciendo como un recuerdo demasiado cercano en los momentos más inesperados, jodiendome el día. Ha intentado tumbarme, derroca...
En este espacio encontrarás el electrocardiograma de las sístoles y diástoles que conforman la esencia de nuestros pensamientos. Dos hermanas. Dos mentes. Un alma.