MI PRIMERA VEZ
¡Oh! Que ideal llega a ser siempre la primera vez, eso tan especial que esperamos con ansias durante largo tiempo… y cuando llega, mmm… ¡Qué maravilla! Y antes de suceder pensamos en cómo será, dónde o cuándo, ¿en un hotel en Singapur, en una cama en lo alto de la torre Eiffel o debajo de un puente?, con quién, ¿será el amor de mi vida o tan solo un/a visitante? Pero todos coincidimos en querer que el nuestro sea el más especial, y nos juramos y rejuramos (en algunos casos es al contrario) guardar y recordar esas sensaciones por el resto de nuestras vivencias como el día en que nos descubrimos a nosotros mismos.
Pero hoy mi intención no es la de hablaros de “esa” primera vez, sólo quería captar vuestra atención. Hoy os quiero hablar de un no tan viejo compañero que llevo encarcelado en mi ser, mi primera vez con él, o ella, no estoy seguro. Así que sin más dilación, comencemos con la historia:
Como cada miércoles, en aquel entonces, me reunía con mis camaradas del partido para organizar una agitación política. Llegué sobre las siete a nuestro local:
- ¡Holaaa! - dije saludando con la mano y con una sonrisa de oreja a oreja, llegaba tarde.
-Xavier, (pongamos que me llamo Xavier) mmm… me parece muy mal que llegues tarde. Y quita esa sonrisilla que pareces tonto.- contestó Iván (pongamos que se llamaba Iván).
-Vale, vale, perdón- con cara de arrepentido - dime qué me toca hacer.
¡Pum! ¡Pum! ¡Pum! Me asusto y me llevo disimuladamente la mano al pecho, me aumentan mucho las pulsaciones… qué raro, seguro que se pasa en un momento.
- Pues nada, ya lo he hecho todo yo.- me responde medio enfadado.
- Va, venga no te enfades, te invito a un café- sonrisa de complicidad. Iván obtuvo lo que quería.
¡Pum!¡Pum!¡Pum! Mmmm… me estoy asustando, esto no quiere parar. Me pongo nervioso.
- Iván, abre la ventana, el aire está cargado y me está costando respirar.
Mirada extraña, era invierno y en todo el local estaba sólo él, el aire no estaba cargado, y yo lo sabía, pero algo no iba bien y me estaba volviendo inquieto. Sentía presión en el pecho y el aire no quería pasar por mi nariz, algo estaba mal y no sabía qué. Iván me miraba confuso sin saber que debía hacer ante alguien agitado y con un comportamiento un tanto extraño.
- Iván, vámonos, me está costando respirar- Iván me sigue obediente.
Salimos y… ¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum! abro la boca para respirar porque mi nariz es insuficiente miró a todos lados y todas las personas ¿se habrán dado cuenta de qué es lo que me está pasando? ¿estará alguien mirándome raro? ¿habré estudiado lo suficiente hoy? ¿estoy pensando en estudiar? ¿por qué no habré limpiado bien la bañera? Debía de haberlo hecho bien, ¡era mi turno! ¿se habrá enfadado mi compañera cuando le dije de broma que la oí follar? Seguro que no, pero y si… ¿me estoy volviendo loco?
- Xavier, ¿vamos?
- No, tengo que irme, no estoy bien- noto que se enfada y va a decirme algo, sonrío de manera nerviosa haciendo caso omiso a sus palabras-. Perdón, adiós- me doy la vuelta y me marcho.
Iván sigue intentando hablarme, pero no le hago caso, ya ni le oigo. Tengo que alejarme de él, pero no me cae mal, da igual no podemos dejar que nos vea así, no podemos dejar que vea que somos débiles. Debo huir de ese lugar porque he sido visto.
¡Pum!¡Pum!¡Pum! ¿Es que alguien ha absorbido el aire de la ciudad? ¿dónde está ese hijo de puta? No, nadie lo ha absorbido, está ahí, solo tienes que inspirarlo, cierto, lo olvidé. Tengo que huir. Necesito calmarme. Necesito aprender a tocar la guitarra. ¿habrá practicado hoy mi hermano?
No es normal lo que estoy pensando
¡Pum!¡Pum!¡Pum!
La casa de Carlos está cerca, iré, seguro que me calma una partida, ¿jugar? Cuanta gente indeseable, sonríe para que no piensen que eres retrasado, estoy confundido, la casa de Carlos no está por aquí.
-Hola Carlos, - abrazo, reconforta- ¿tienes comida?
-Prepara para mí también- Carlos es vago para cocinar, pero a mí me encanta.
Estoy en la cocina cebolla, zanahoria y lo que sea… ¡Pum!¡Pum!¡Pum! ¡Pum!¡Pum!¡Pum!
¡Respira! ¡Ya lo hago! ¡Hazlo más veces y más fuerte! ¡No puedo!
-Xavier, ¿estás bien?
No, claro que no imbécil, ¡¿es que no lo ves?!
-Sí, sólo un poco nervioso – suelto el cuchillo y la cebolla – me tengo que ir, adiós.
Mirada extraña de Carlos, debo huir de él, abro la puerta y salgo de la vivienda, pulso el ascensor. Carlos me mira buscando respuestas (es un buen amigo).
- Creo que estoy teniendo un ataque de ansiedad. - se acerca a mí, me alejo y se aleja.
-Toma. - las llaves de su vivienda, no las quiero, las cojo y me voy.
Idiota, me ha dado sus llaves, cómo las va a recuperar, no lo sé, que tonto, debo huir. Debo huir más y más lejos, conozco a esas personas, creo que me gusta más esa calle, mierda, también han cruzado, me hago el tonto, camino.
Camino un minuto, dos, cinco, veinte, sesenta, noventa, ¿dónde estoy?
¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!
¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!¡Pum!
¡Pum!¡Pum!¡Pum!
Ciento veinte minutos.
¡Pum!¡Pum!
Tres horas
¡Pum!
No sé dónde estoy…
Suspiro prolongado.
Suspiro, recupero la cordura y la normalidad, ya me encuentro más tranquilo y pienso que me vendría bien sentarme un rato. Empiezo a respirar profunda y sosegadamente porque he ganado la batalla. Me doy cuenta de que tengo las manos heladas y me las meto en el bolsillo; encuentro algo que no debía estar ahí, lo saco y veo que son las llaves de la vivienda de Carlos. Sonrío, me he emocionado un poco, Carlos entendió que estaba mal y que no podía detenerme así que me dio sus únicas llaves para obligarme a volver y devolvérselas y ver que estaba bien (es un buen amigo).
Pd: Esta publicación ha sido escrita por un lector (Xavier) de una forma diferente y más dinámica a lo habitual en este blog. Si vosotros también queréis participar en el blog sólo tenéis que contactar con nosotros por facebook o mediante el correo electrónico: kakuyumenewleaf@gmail.com
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