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Mostrando entradas de enero, 2018

Tengo TOC, ¿y qué?

La vida es dura. Tenemos TOC, y sufrimos. Sufrimos como todas las personas con el añadido de pertenecer a una minoría invisible que nos hace la existencia casi imposible. Pero no hay por qué avergonzarse de ello.  Tengo TOC, ¿y qué? No me avergüenzo de ello, y pienso luchar por dejar de ser invisibles para pasar a ser comprendidos. Os dejo un vídeo donde Damián Alcolea explica muy brevemente lo más básico de este trastorno. Y recuerda, nunca bajes la cabeza por ser quien eres.

¿Comenzamos con la partida?

Muchas veces me imagino la vida como una partida de ajedrez. Nadie nace sabiendo cómo hacer un enroque, mover un caballo o simplemente colocar las piezas en la posición correcta.  Aprendemos tan rápido como podemos a identificar la torre, el alfil, el caballo, los peones, la reina y el rey; junto con cada uno de sus movimientos correspondientementes.  Nos sentamos ante el tablero y antes de que nos de tiempo a colocar la silla el oponente, que juega con ventaja, comienza a mover las fichas entre sus casillas. A nuestra derecha tenemos un reloj que retrocede rápidamente. Es nuestro turno, y tenemos que actuar antes de que se ponga en cero porque entonces sí que estarás perdido.  Tenemos miedo. No conocemos muy bien las reglas del juego. Movemos fichas por intuición más que por sabiduría y acabamos recibiendo mil y una derrotas. El juego se repite, una y otra vez, una y otra vez... Recibirás cientos de jaques, querrás abandonar la part...

Hora punta: Hablan sobre el TOC

Queridos lectores, tengo una buena y una mala noticia. Normalmente primero se dice la mala, para luego dejarte el gustillo de la buena; sintiéndolo mucho, en este caso os las voy a contar del revés.  La buena noticia es que el TOC cada vez tiene más cobertura mediática, cada vez más cadenas, programas y personas se interesan por conocer que es este trastorno tan silente y desconocido. ¿La mala? Que no quieren escucharnos, simplemente quieren audiencia, y como por lo visto ahora con la peli el TOC está de moda, pues nada, todos a sacarle partido. Total, ¿para qué tener en cuenta los sentimientos de las personas si puedes sacar dinero de ellas? Ya nos tocó pasar por el engaño de Viva la vida,  ahora nos ha tocado Hora Punta. Lo mejor es que el presentador, como muchos de vosotros ya sabréis, es una persona muy formada tanto académica, psicológica, psiquiátrica y medicamente hablando. Ya nos dejó claro que las vacunas producían autismo, cómo debemos vestirnos...

Reflexiones marítimas

Me descalzo. Noto la arena entre mis dedos, y la brisa del mar acariciando mi cara. Cierro los ojos e intento hacer un movimiento de ballet cuyo nombre no recuerdo pero que consiste en avanzar, primero con la pierna derecha haciendo semicírculos hasta dejarla delante mía para, a continuación, hacer lo mismo con la izquierda. Tras unos cuantos pasos hacia delante, repito el mismo proceso hacia atrás. Al llegar a la posición inicial abro los ojos y observo el dibujo sobre la arena. Forma una línea recta con semicírculos a cada lado. Sonrío, mi hermana estaría orgullosa de verlo. Me siento y observo el paisaje. Empiezo a adorar la soledad, antes me daba miedo, pero ahora la entiendo. Es como una burbuja, una burbuja donde puedes ser tú misma, sin juicios ni prejuicios. Miro al océano y me imagino entrando en él, bajo el agua, observando el cielo a través del mar cristalino, rodeada del silencio marítimo y noto como me fundo con las olas, me convierto en paz y sere...

El Universo sobre mí

El TOC es tan jodidamente puñetero que te hace dudar incluso de tus recuerdos, de tus emociones, de todo. "Salgo muy feliz en esa foto, ¿de verdad estaba sufriendo?" "¿Por qué en todas las fotos parecemos una familia normal?" "¿Es cierto lo que siento como vivido o se me ha ido la cabeza y estoy majareta?" "¿Estás segura de que ocurrió eso y de que no se lo ha inventado tu cabeza?" "¿Y si la estás cagando?"  Pero esta vez no vengo a quejarme de eso, simplemente quiero reflexionar acerca de algo. Este caso lo recuerdo perfectamente, y tengo testigos de ellos. Recuerdo cuando era pequeña y nos subíamos a la furgoneta de siete plazas de mi padre. Tenía una pegatina en la puerta donde indicaba que estaba prohibido tirarse pedos dentro del automóvil y una especie de máquina escondida bajo un sillón donde podías poner varios discos e ir eligiendo cuál querías que sonara.  Mi padre no era muy amante de la música, por l...