No sé cuántas veces habré dicho que el TOC es una de las diez enfermedades más discapacitantes, más incluso que la esquizofrenia; y, sin embargo, del TOC no se sabe nada. ¿Por qué? Porque no hacemos ruido. No damos miedo. "Solo" nos lavamos las manos. Y eso al sistema le gusta, menos trabajo, menos dinero que gastar en salud mental.
No sé a qué edad exactamente me salió el TOC, yo lo recuerdo desde siempre. Pero sí que sé una cosa: un diagnóstico a tiempo puede evitar toda una vida de grandes sufrimientos. La edad común a la que suele salir es de los once a los quince años, en general. Pero, ¿cómo te lo van a diagnosticar si ni siquiera saben lo que es?
Es precisamente gracias a ese desconocimiento general por lo que yo sufrí veinteún años en silencio este trastorno, de ser una simple semilla pasó a ser una enorme sequoia. Y entonces me di cuenta de una cosa, cómo dicen por ahí:
Yo, aún después de haber sido diagnosticada, seguí callada, ni siquiera se lo conté a mi familia. Y dos años después, aquí me veis, con mi sequoia en la espalda. Es en este, y no en otro momento, donde me di cuenta de que yo, al callarme mi trastorno, estaba ayudando al "opresor" a que me oprimiera. Yo no quiero que más personas en el mundo sufran lo mismo que yo o peor durante años por un desconocimiento. Yo no quiero que más personas lloren en silencio pensando que son raras, luchando a escondidas con sus demonios, dejando carreras o trabajos e incluso apartándose de sus amigos. No, yo no quiero eso.
Por eso decidí hacerme visible. Por eso lucho contra el desconocimiento de nuestro trastorno. Por eso, ya que el Estado no hace nada por ayudarnos, yo aporto mi granito de arena esperando que esto sea una cadena de conciencias, que, al menos, cada uno, cada madre, padre, hermano o profesor tome nota y aprenda, que si cortamos las semillas desde la infancia, nunca tendrás que talar la sequoia. Por eso os pido que me ayudéis a que este vídeo llegue al mayor número de personas, porque un diagnostico a tiempo puede hacer maravillas:
No permitáis que sigan creciendo sequoias en el interior de niños inocentes que no saben lo que tienen, ayudadnos a quitar semillas. Por un mundo con mayor salud mental.
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